NACHO VICIANA (*)
Yo me rebelo frente a quienes pretenden que la vida es en blanco y negro, y estás conmigo o contra mí, y recurren a la simpleza para hacernos pasar por tontos si no compartimos su idea de progreso.
Yo me rebelo ante los que usan el nombre de Canarias en vano y esconden todos los días bajo el felpudo de su conciencia una realidad que no saben afrontar, que no quieren ver o no les interesa: pobreza y exclusión social, fracaso escolar, una sanidad lenta y deficiente, o un transporte público que dentro de muchos muchos años será muy moderno pero nadie quiere hablar de si será barato.
Me rebelo frente a quienes quieren hacernos creer que es moneda común llamar a los alcaldes para que se salten la Ley y nos hagan favores, que los jueces y la Policía trabajan al dictado de determinados políticos, y que como todos somos iguales da un poco todo igual, y ven acá que lo mismo tenemos para un salmón que para una montaña mágica o una televisión amañada. Al final, siempre paga el pueblo.
Yo me rebelo contra los que desde la cuna han mamado el poder del poder, y han enseñado a sus hijos, y a los hijos de sus hijos, a reinventarse cada cierto tiempo; o que en el fondo, basta con las verdades dobladas que decía el poeta y un montón de millones para repetirlas mil veces hasta construir esa gran verdad que los pobres mortales no pueden contradecir.
Me rebelo y doy un paso al frente. Y conmigo, cientos, miles de socialistas que estamos convencidos de que hay un Tenerife por hacer. Una Isla de colores, preñada de futuro, de matices y de ideas, donde todos podemos aportar y nadie es más que nadie por muy raro que tenga el apellido.
Una Isla cuyos gobernantes no se empeñen en hacernos sentir que vivimos de su caridad, sino que se preocupen por darnos la formación, el empleo y la vivienda que nos haga salir del círculo vicioso que nos mantiene atrapados en esa red en la que cambian ayuditas por votos al son de una Isa.
Yo me rebelo y nuestra rebelión es lenta pero segura, porque en esta jungla mediática que no puede ser indiferente al poder, prácticamente no hay espacio, y sólo puede avanzar despacito, casi de boca en boca.
Y aunque algunos no lo crean, soy capaz de entender que los hay envueltos en banderas ecologistas a los que se les escapa un NO cada vez que abren la boca. Y otros que, sencillamente, como César Manrique, han sido la voz de una conciencia colectiva gracias a la que estas Islas son más habitables y siguen teniendo futuro.
Yo me rebelo y grito que si en el fondo de mí sigo creyendo y soñando cada día en que un nuevo Tenerife es posible, se debe a que tipos como éstos de Ben Magec han dejado lo mejor de sí mismos en una lucha gigantescamente desigual, en la que unos tratan de llenarse los bolsillos mientras que los otros se vacían el alma.
* Secretario General de los socialistas tinerfeños
fuente:http://www.laopinion.es/firmas/2009/09/18/rebelo/244268.html
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