Un grupo de expertos reunidos en el encuentro tinerfeño propone medidas para salvar una especie marina gravemente amenazada por la intervención del hombre .
• Antonio Campos, enviado especial.
Una tortuga boba, herida al engullir un anzuelo, antes de ser tratada por miembros del Fundación Cosmocaixa.
Palangres, redes a la deriva, motos náuticas, navegación de pasajeros... Cada año 325.000 tortugas desaparecen de los océanos debido a la acción del hombre, y de esta cifra, 20.000 en el Mediterráneo.
Una tortuga boba, herida al engullir un anzuelo, antes de ser tratada por miembros del Fundación Cosmocaixa.
Palangres, redes a la deriva, motos náuticas, navegación de pasajeros... Cada año 325.000 tortugas desaparecen de los océanos debido a la acción del hombre, y de esta cifra, 20.000 en el Mediterráneo.
Se pueden evitar al menos el 85% de estas capturas accidentales, como se anunció ayer en la presentación de las conclusiones del panel de expertos reunidos en Aguaviva Canarias 08. Pero muchas de las tortugas capturadas morirán.
José Luis García-Varas, responsable de Océanos de WWF-Adena, y Ricardo Samarginaga, de la fundación Alnitak, anunciaron que en octubre el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino debe convocar a los expertos para poner en marcha la comisión que elabore la estrategia nacional de conservación de la tortuga boba, la más común en nuestros litorales.
De la reunión de expertos -ecologistas, investigadores y pescadores europeos, centroamericanos y africanos- ha salido una batería de propuestas para evitar la desaparición de esta especies.
Evitar el palangre, cambiar la forma de los anzuelos y formar a los pescadores pueden limitar la mortandad de la especie
Como por ejemplo, evitar las artes como el palangre, líneas kilométricas de sedal y anzuelo a poco profundidad que captura cualquier especie que pase por la zona. Simplemente con dejar los anzuelos a más profundidad se evita enredar a las tortugas, que suelen nadar en superficie.
O modificar los anzuelos con forma de jota por otros redondos, más fáciles de extraer en caso de enganchar una. Y enseñar a los pescadores a cortar los sedales a ras de boca y evitar así que el animal se enrede las patas con el hilo sobrante y muera.
La vigilancia desde el espacio también está limitando la mortandad de las tortugas. Por ejemplo, los satélites han desvelado que la mayor actividad de estos animales es al amanecer, cuando suben a menor superficie. Y además, la vigilancia predice hacia dónde se dirigen las poblaciones.
Cebo alternativo
Otra opción que puede ayudar a reducir el número de muertes entre las tortugas es cambiar la carnada de calamar, que atrae a las tortugas, por otra de caballa, que sirve igualmente para las especies comerciales pero no son del paladar de las primeras. Estas medidas se están llevando a cabo en pesquerías de América Central y EEUU, donde los pescadores son los primeros interesados en evitar la captura de las tortugas, especies sin rentabilidad económica para ellos.
El compromiso de todos puede salvar definitivamente a esta especie amenazada. ¿Alguien había pensado que las anillas de plástico que abrazan de seis en seis a los botes de bebida, los pack, son letales para las tortugas?
Pues esos aros de plástico que tiramos al mar o dejamos en la playa duran 150 años a la deriva, son tragados por los animales y puedo asfixiarlos. Con sólo cortarlos con una tijeras, con despedazarlos, salvamos ejemplares. O, más fácil, no contaminando el litoral.
Las grandes especies marinas tienen los días contados, si continúa la sobreexplotación industrial. La tortuga, por lo menos, parece que puede seguir viviendo más de 100 años.
José Luis García-Varas, responsable de Océanos de WWF-Adena, y Ricardo Samarginaga, de la fundación Alnitak, anunciaron que en octubre el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino debe convocar a los expertos para poner en marcha la comisión que elabore la estrategia nacional de conservación de la tortuga boba, la más común en nuestros litorales.
De la reunión de expertos -ecologistas, investigadores y pescadores europeos, centroamericanos y africanos- ha salido una batería de propuestas para evitar la desaparición de esta especies.
Evitar el palangre, cambiar la forma de los anzuelos y formar a los pescadores pueden limitar la mortandad de la especie
Como por ejemplo, evitar las artes como el palangre, líneas kilométricas de sedal y anzuelo a poco profundidad que captura cualquier especie que pase por la zona. Simplemente con dejar los anzuelos a más profundidad se evita enredar a las tortugas, que suelen nadar en superficie.
O modificar los anzuelos con forma de jota por otros redondos, más fáciles de extraer en caso de enganchar una. Y enseñar a los pescadores a cortar los sedales a ras de boca y evitar así que el animal se enrede las patas con el hilo sobrante y muera.
La vigilancia desde el espacio también está limitando la mortandad de las tortugas. Por ejemplo, los satélites han desvelado que la mayor actividad de estos animales es al amanecer, cuando suben a menor superficie. Y además, la vigilancia predice hacia dónde se dirigen las poblaciones.
Cebo alternativo
Otra opción que puede ayudar a reducir el número de muertes entre las tortugas es cambiar la carnada de calamar, que atrae a las tortugas, por otra de caballa, que sirve igualmente para las especies comerciales pero no son del paladar de las primeras. Estas medidas se están llevando a cabo en pesquerías de América Central y EEUU, donde los pescadores son los primeros interesados en evitar la captura de las tortugas, especies sin rentabilidad económica para ellos.
El compromiso de todos puede salvar definitivamente a esta especie amenazada. ¿Alguien había pensado que las anillas de plástico que abrazan de seis en seis a los botes de bebida, los pack, son letales para las tortugas?
Pues esos aros de plástico que tiramos al mar o dejamos en la playa duran 150 años a la deriva, son tragados por los animales y puedo asfixiarlos. Con sólo cortarlos con una tijeras, con despedazarlos, salvamos ejemplares. O, más fácil, no contaminando el litoral.
Las grandes especies marinas tienen los días contados, si continúa la sobreexplotación industrial. La tortuga, por lo menos, parece que puede seguir viviendo más de 100 años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario