lunes, 23 de junio de 2008

Un ejército de Ibis


Un ejército de Ibis
El ‘soldado' más pacífico lucha por sobrevivir


El ibis eremita, que ahora nidifica en Cádiz, desapareció de Europa en el siglo XVII debido a la presión del hombre y los cambios climáticos. -

Laura León .OLIVIA CARBALLAR - Barbate (Cádiz) - 22/06/2008 22:00


Juanmi era el novio de Olga. Pero Olga enfermó y tuvo que ser hospitalizada. Durante ese tiempo, Juanmi, algo desconsiderado, decidió no perder el tiempo y se puso a tontear con otras. Entre flirteo y flirteo, apareció Eugenia. Se enamoraron. Y hace unos días tuvieron trillizos. Juanmi y Eugenia están de enhorabuena por el nacimiento de sus hijos, pero, sobre todo, por el significado de su amor: han logrado reproducirse en libertad por primera vez en 500 años. Son ibis eremita (Geronticus eremita), un ave en grave peligro de extinción del que quedan menos de 300 ejemplares salvajes en todo el mundo.
La vida de Juanmi y Eugenia se resume en unos cuatro años. Cuando eran muy pequeñitos, fueron trasladados desde el Zoo Botánico de Jerez, donde nacieron, al Campo de Adiestramiento de la Armada de la Sierra de El Retín, en Barbate (Cádiz). Formaban parte del proyecto iniciado en 2003 por el Ministerio de Defensa y la Consejería andaluza de Medio Ambiente, consistente en la cría y suelta de ejemplares procedentes de cautividad para la conservación de la especie en vida silvestre. Y allí, en un lugar de ensueño, custodiado por militares, viven Juanmi y Eugenia desde entonces, junto a 17 ejemplares sueltos más.
Hace calor, pero todo está en silencio. Cada día, desde tierra, el Ejército divisa otro ejército, menos numeroso y sin armas: los ibis sobrevuelan acantilados y una fantástica playa virgen que enseña trocitos de África cuando está despejado. Al otro lado, en Marruecos, sobrevive la última colonia del mundo: entre 250 y 280 ejemplares. En la región de Palmira, en Siria, hay sólo siete. Y la lista termina aquí. La acción del hombre y los sucesivos cambios climáticos han casi acabado con ellos.
La zona perfecta
"Se constituyó un grupo internacional de expertos y se decidió que la mejor estrategia para salvar la especie era crear núcleos nuevos a partir de aves en zoos para que luego se interconectaran", explica el director del Proyecto Eremita, José Manuel López, sobre el terreno. La sierra de El Retín, tras un estudio de campo, fue elegida como el lugar más adecuado para poner en marcha la iniciativa: "Se necesitaba una zona de pastizal amplia -añade el director- con puntos de agua, acantilados, que no tuviera peligros como la caza o el envenenamiento, que hubiera animales que sirvieran de alimento a estas aves, como grillos, saltamontes, escarabajos, caracoles...". Y El Retín reunía todas estas características.
Para entrar al aviario hay que vestirse con una camiseta negra y colocarse un casco que simula un ibis.
Para entrar al aviario, construido en 2004, hay que vestirse con una camiseta negra y colocarse un casco que simula un ibis. Es decir, para entrar al aviario, hay que disfrazarse de ibis. La diversión está asegurada.
Según los técnicos de Medio Ambiente, esta especie es "incapaz de buscarse la vida", necesita aprenderlo todo: dónde tiene que encontrar la comida, dónde tiene que beber, dónde descansar... Y lo aprende bien de los padres, bien del grupo social en el que estén integrados. ¿Y si se entra al aviario con la libreta... aprenden a leer? "Seguro, y si fumamos dentro, en poco tiempo vemos a los ibis pasando tabaco por el Estrecho", bromea un miembro del equipo.
En el interior están Yolanda y Cristina. Son madres adoptivas desde hace dos años. Ellas no son ibis. Llevan la camiseta negra y el casco y están enseñando a comer a los pollos. "Necesitan siempre una referencia", dicen mientras miden con mimo las alas. "Estamos haciendo la biometría". Las crías tienen un mes. En total, en el Campo de Adiestramiento de El Retín, hay 19 aves sueltas y 27 pollos. En los acantilados del Tajo de Barbate, donde nidificaron Juanmi y Eugenia, se encuentranlos trillizos.
Cuenta Salvador Domínguez, un ganadero al que le ofrecieron participar en el proyecto como cuidador, que los nombres que llevan las aves son, generalmente, de familiares del equipo. "Curiosamente, los que se llaman como los jefes son los que sobreviven, los que tienen nombres de empleados se mueren más", dice entre risas. Salvador se pasa el día con ellos: "No sabía que existían hasta que me llamaron para el proyecto; entonces dije que eran muy feos, ¡pero ahora no le permito a nadie que diga que son feos!".
Son feos, calvos, pero gallardos y muy entrañables. Como Eucalipta, que se pasó 24 horas sobre el árbol que le da nombre por miedo a bajar. O Pepito Costura, que se comió un alambre y hubo que operarlo. Y se comió otro y hubo que operarlo otra vez. Ambos fueron bautizados por Salvador.
El verdadero germen del Proyecto Eremita se remonta 18 años atrás por iniciativa del Zoo Botánico de Jerez. En abril de 1990, el centro se sumó al programa europeo de cría en cautividad, coordinado desde el Zoo de Innsbruck (Austria). Diez años de intenso manejo demográfico y genético, con un exhaustivo control sanitario, hicieron del grupo de Jerez el más importante del mundo en cautividad. Finalmente, en 2003, se firmó el Proyecto Eremita, que cuenta con el asesoramiento científico de la Estación Biológica de Doñana (CSIC).
La ‘cara verde' de Defensa
El Campo de Adiestramiento de El Retín fue pionero en la implantación de un sistema de gestión ambiental y, desde octubre de 1998, dispone de la certificación de Aenor. Actualmente, el Ministerio de Defensa posee 82 grandes unidades -de las 253 con sistemas de gestión- con certificado. "Hemos creado una estructura verde que llega desde el punto más alto del ministerio hasta el punto más bajo", explica el jefe del Área de Medio Ambiente de Defensa, Miguel San Hipólito.
De las 150.000 hectáreas que tiene el ministerio por todo el territorio español, el 68% son espacios naturales.
De las 150.000 hectáreas que tiene el ministerio por todo el territorio español, el 68% (102.000) son espacios naturales, distribuidos en 33 campos de maniobras y entrenamiento. Aparte del proyecto del ibis, Defensa potencia en estos espacios otras especies como el camaleón, en Rota, o gaviotas autóctonas, en las Islas Chafarinas. El objetivo, según el ministerio, es impulsar "de forma prioritaria" las actuaciones medioambientales en estos espacios con normas que ayuden a prevenir el deterioro del medio natural y faciliten su conservación.
Desde los primeros contactos de Defensa con el medio ambiente -cortafuegos, presas, desbroces-, allá por el año 82, ha llovido mucho. "Ahora todos vamos en el mismo barco, el ministerio tiene un compromiso firme con la naturaleza", añade San Hipólito. En la legislatura pasada, la inversión realizada por Defensa en medio ambiente superó los 134 millones de euros.
¿Y qué pasó con Olga, la ibis enferma a la que Juanmi dejó por Eugenia? Pues que se recuperó y volvió a El Retín a buscar a su amante. "Ha estado un tiempo detrás del macho, se acercaba al nido a buscarlo pero él y la nueva hembra [Eugenia] la echaban", afirman los técnicos. Pobre Olga. Pero que siga, que siga la fidelidad. El mundo necesita nuevos ibis... y Juanmi promete.
En detalle
Planicies áridas
El hábitat del ibis, de 70-80 centímetros, son las planicies áridas y semiáridas, en zonas rocosas, campos cultivados y prados de gran altitud. Pertenece a la familia de los Threskiornítidos y puede vivir unos 25 años. Alcanza la madurez sexual a los cinco años, aunque en cautividad se adelanta a los tres.
Carnívoro
El ibis se alimenta de invertebrados y pequeños vertebrados. La fuente de energía más importante son los insectos, además de pequeños reptiles, peces, anfibios, etc. Normalmente no se alimentan de vegetales aunque sí se ha observado en cautividad, según el Zoo Botánico de Jerez.
Gregario
De carácter gregario, el ibis eremita forma colonias de nidificación. Para alimentarse, crea pequeños grupos que se dispersan por llanuras pedregosas, cultivos abandonados y franjas costeras arenosas, donde prospectan el terreno en las fisuras y huecos con el pico. Es una especie monógama en la época de cría.

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